Hace años que no escribo en el blog. Sin embargo y aprovechando este envión emocional quiero aprovechar para dejar escritos algunos pensamientos.
Hay en mi vida muy pocos momentos que me hayan marcado y superado emocionalmente.
Quien sea padre sabrá cual fue el primer momento pero hace poco, muy poco he pasado junto a la persona que amo cosas que ni siquiera en los sueños más irreales de mi adolescencia soñé vivir.
Desde que 1989 soy un confeso fanático de Roxette y a lo largo de los años si bien ese fanatismo fue disminuyendo hubo otro que fue aumentando, y fue mi fanatismo por Per Gessle.
Aparte de mi mundo musical con Gessle, ya en el año 2004 conseguí algunas canciones de un disco nuevo de una banda sueca que ya conocía, Brainpool. Uno de los compositores y músicos de esa genial banda es hoy la mano derecha de Per Gessle y sin lugar a ninguna duda, uno de los mejores y mas emotivos guitarristas que ví en mi vida.
Desde 2004 y hasta hace aproximadamente 8 meses me fue imposible conseguir el disco de brainpool, Junk a Rock Opera pero surfeando por la web dí con un sitio llamado e-music donde pude no solo hacerme con ese disco digital (algo es algo) sinó que también dí con otro fantastico también llamado, You Are Here y como mi curiosidad era bastante grande y mi tiempo en la web también descubrí que había un musical basado en el disco junk, a rock opera y decidí que era bueno escucharlo (dinero mediante).
Junk, desde ese entonces se convirtió en talvez el mejor disco que haya escuchado en mi vida pero ese no es el motivo de mi entrada.
El verdadero motivo es lo que significó realmente postergar 20 años de fanatismo, con lo que la música significa en mi vida y de golpe tener la oportunidad de, no solo disfrutar de uno, dos, tres o cuatro shows en vivo sinó de poder conocer a los heroes de tu adolescencia y por que no adultez.
Lo más extraño de todo es que haber conocido a la persona que marco casí la totalidad de mi vida no me movilizó tanto como el haber compartido momentos de tranquilidad donde le podés decir en la cara y con absoluta tranquilidad a sus músicos, a esas personas que con su "trabajo" te llenan de felicidad, lo bien que te hace su música y que simplemente es como vivir en un sueño.
Regalarle mi sombrero a Christoffer Lundquist y decirle que "Here comes the weekend" y "Cottage Cheese" son canciones que jamás me cansaré de escuchar es imborrable, como imborrable será su abrazo en Gent, y su simpleza de tener presente cada dialogo que tuvimos durante los cuatro shows que con L pudimos disfrutar.
No quiero olvidarme que si no fuera por otra persona, este estado de interminable felicidad no sería seguramente posible, esa persona es Magnus, quien toca el bajo con Per y que con su simpleza, simpatía y sinceridad hizo que cada vez que terminaba un show con L esperemos los Meet and Greets para poder saludarlo y sentir que las personas que están del otro lado de la valla son también seres humanos, por eso le dimos una de las cosas más especiales que habiamos traído con nosotros, nuestra camiseta Argentina.
Talvez no tenga la admiración por el, como la que tengo por Cristoffer cuando toca su guitarra en vivo o en algún disco de Brainpool pero tengo una admiración semejante cuando hablamos porque siento haber conocido a una de las mejores personas que conocí jamás y por si fuera esto poco toca unos de mis instrumentos favoritos, lo hace terrible y si, con pua.
Jamas soñe con conocer a los musicos que admiraba, y menos de la manera que lo hicimos con L.
Ojalá ellos pudieran leer esto algún día porque seguramente hayan sentido alguna vez emociones semejantes al escuchar The Beatles, The Who, Pink Floyd o Zappa y este tipo de emociones por saltar o cantar una canción hace que la musica tenga sentido.
Gracias a Per, Christoffer y Magnus.
E y L
Estocolmo. 11 de Mayo de 2009
lunes, mayo 11, 2009
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